Caminos Culturales: "Ayúdame a Mirar"

Dicho programa consiste en la visita por parte de titulares de derechos afiliados a nuestra institución a espacios de arte y sitios de interés cultural, con recorridos preestablecidos y planificados de manera educativa y didáctica, utilizando los diferentes recursos artísticos e ilustrativos de nivel nacional, provincial y municipal y/o privados disponibles en las principales ciudades.

La iniciativa propone que contingentes de adultos mayores visiten la ciudad, conozcan su historia y atractivos, para luego participar de recorridos guiados por diferentes museos, monumentos y sitios históricos acompañados de agentes de este Instituto y/o personal dependiente de los organismos de la cultura de nivel estatal o privado de la región visitada.

El objetivo principal del programa Caminos Culturales es promover acciones tendientes a desarrollar actividades y proyectos culturales con los afiliados, como así también con las organizaciones de jubilados y pensionados inscriptos en el Registro de Entidades, coordinando y apoyándolas en la asistencia técnica y administrativa en lo correspondiente a las actividades.

Al mismo tiempo se desarrollan en forma conjunta y solidaria políticas de acción cultural con organismos públicos y privados que administren programas para adultos mayores.

Un paseo o camino cultural puede durar todo un día o una franja horaria donde se desarrolle la actividad cultural (ejemplos, Teatro, Museos, visita a Fiestas zonales, etc.) Se provee la logística de transporte para un cierto numero de afiliados, y una vianda como almuerzo o cena o un refrigerio

En el día de ayer uno de los grupos (de seis presvistos para este período en nuestra Unidad de Gestión Local) viajó a la ciudad de Monte Hermoso dándose la particularidad que de los participantes , veinticinco de ellos no conocían el mar...adultos mayores que tuvieron esta oportunidad gracias a este programa.




“Diego no conocía la mar. El padre, Santiago Kovadloff, lo llevó a descubrirla. Viajaron al sur. Ella, la mar, estaba más allá de los altos médanos, esperando. Cuando el niño y su padre alcanzaron por fin aquellas cumbres de arena, después de mucho caminar, la mar estalló ante sus ojos. Y fue tanta la inmensidad del mar, y tanto su fulgor, que el niño quedó mudo de hermosura. Y cuando al fin consiguió hablar, temblando, tartamudeando, pidió al padre: "¡Ayúdame a mirar!" (Eduardo Galeano.)