Quienes son los del pro?





Fundación de un pensamiento

 G. Vommaro; S. Morresi y A. Bellotti (2015) Mundo Pro: Anatomía de un partido fabricado para ganar .Capitulo 5: El Club de la derecha. Editorial Planeta. Buenos Aires.
                
¿Por qué piensan como piensan los dirigentes de PRO?
No existe una respuesta simple a esta pregunta. Cada uno de nuestros entrevistados posee una historia, un recorrido político y una formación intelectual propios, de los que se derivan actitudes y decisiones determinadas. Pero si se reflexiona sobre las ideas de un partido, los relatos individuales son menos importantes que las dinámicas generales. Claro que siempre interesa conocer la influencia que ejerció en un dirigente su crianza en una familia con ciertos valores o su educación en cierta escuela. Pero si se mira a PRO como un partido en crecimiento, resulta obvio que las ideas de sus integrantes se forman y recrean en una trama rica y dinámica, con las fundaciones en su centro.
Sería difícil hablar de PRO sin tener en cuenta que se trata de un partido que, en cierto sentido, germinó a partir de una fundación (Cáp. 1). Y sería imposible dar cuenta de la actualidad del partido sin aludir a lo que los miembros consideran su usina de ideas: La fundación pensar. 
Los núcleos de la derecha – sobre todo, la neoliberal- consideran crucial el papel de las fundaciones y think tanks : por su medio se difunden ideas que, al menos al principio, resultan contra intuitivas  a buena parte de la ciudadanía.
Ya en los años cuarenta los neoliberales tenían esa certeza, y llegaron a la conclusión de que su tarea era menos conquistar el poder que las mentes. Había que difundir el nuevo credo.
Primero, había que llegar a las élites; luego, a las masas. Para eso, se necesitaba una acción pedagógica prolongada. Por eso teóricos como Milton Friedman y Friedrich Hayek no se limitaron a escribir tratados dirigidos a sus colegas, sino que redactaron libros para alcanzar un público masivo y advertirles que, si se seguían regulando los mercados, si continuaban los planes sociales y si los sindicatos aumentaban su poder, el comunismo triunfaría sobre la libertad. A Hayek y a Milton les importó invertir en la creación de fundaciones, clubes e institutos que ayudaran a esparcir el mensaje: así, pensaban, la gente dejaría de pensar en términos izquierdistas. Luego, como una fruta madura, la política se convertiría al neoliberalismo.
En la Argentina posterior al primer peronismo se crearon varias instituciones destinadas a cambiar la forma de pensar la economía y la sociedad.
En 1957, Alberto Benegas Lynch fundó el Centro de Estudios para la Libertad (CDEL); como fruto de ese espacio hoy queda la Escuela Superior de Economía y Administración de Empresas (ESEADE) . En los años sesenta surgieron la Fundación de Investigaciones Economiccas Latinoamericanas (FIEL) y el Instituto de la Economía Social de Mercado (IESM); En los setenta, la Fundación Mediterránea (FM) y el Centro de Estudios Macroeconómicos Argentinos (CEMA); en los ochenta, la Fundación Libertad. Y en los noventa nacieron la Fundación Capital y el Grupo Sophia.
Cada una de ellas se destacó por sus particularidades. Algunas, como el CEMA, nacieron como bunkers del pensamiento neoliberal; otras, como FIEL, cambiaron de enfoque con el paso del tiempo. Algunas, como el CDEL, acentuaron su carisma teórico e intelectual; otras, como el grupo Sophia, se inclinaron por un perfil práctico y de intervención.
Más allá de sus diferencias, estas instituciones muestran rasgos en común. Dos ejemplos: su orientación económica las emparenta con el neoliberalismo y su vinculación con el mundo político se ha mantenido a lo largo de una serie extensa de figuras que ocuparon ministerios o secretarías de Gobierno y llevaban consigo equipos de sus fundaciones.

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