Buen día, buen fin de semana
Quiero
saber
de las
pantanosas tierras
del querer
importar salares del más allá
para afrontar
lo desabrido
inquietar los
sosiegos conseguidos en la tierra
para la tormenta
desatada en el cielo con tus besos.
No me nombres y no
ciegues las miradas insidiosas
que no escuchen mis
palabras los satélites, que no lean
que no hieran, que
no fluyan en el sombrío pesar
de no ser más que
una sombra constipada de exterminio.
Cabalguemos las
vaguedades que no son nuestras y “nos besemos”,
soportemos el
cuidado de los cielos, y el impertérrito mojar del chorrito.
Caminemos sin
encontrarnos más que en nuestros regazos, sin
implicar la codicia
ni el averno, sin acariciarnos blindados nuestros yerros.
Hay más espacios
que se yerguen sobre unas tibias montañas que se enfrían
suponiendo que
estos santos no tienen otros fueros, no sostienen sus miradas
ni se miran más
allá de escasos ojos que nos habitan.
Dame el beso infartante
de tus labios que me subjetivan
y dormiré
sinsentido en tus manos arremolinadas de caricias...
sé muy íntimamente que
allí anidaron unos pocos besos nuestros.
Damian Vanzini
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